Aspectos como la integración adecuada de sistemas, la adecuación
de los mismos a las necesidades educativas concretas, los requerimientos
metodológicos de los docentes, del diseño de materiales, etc..., son aspectos
que requieren reflexión y un estudio ajustado y dentro del contexto concreto de
implantación que contribuyan a mejorar la explotación de las TIC en la
enseñanza continua y superior. En este sentido, pueden incorporarse
conceptos que si bien eran estudiados desde la óptica de la educación
presencial, o de la educación en general, no habían sido contemplados con
atención por este tipo de estudios. Cuatro de estos conceptos son discutidos
por McIsaac y Gunawardena (1996): distancia transaccional, interacción,
control del alumno y presencia social. Pero podemos encontrar otros que nos
ayuden a afinar el estudio de los procesos de enseñanza aprendizaje en los
entornos virtuales, como presencia social, proximidad, intimidad, etc... Moore
(1989) en una propuesta ya clásica discute tres tipos de interacción esencial en
la educación a distancia, a los que Hillman, Willis y Gunawardena (1994) han
añadido un cuarto componente al modelo:
a) Alumno-instructor que es el componente de este modelo que
proporciona motivación, feedback y diálogo entre profesor y alumnos.
b) Alumno-contenido, por el cual el alumno obtiene información intelectual
del material.
c) Alumno-alumno que es el intercambio de información, ideas y diálogo
que sucede
entre alumnos en relación al curso ya sea estructurado o no estructurado.
d) Alumno-interfaz, al señalar que la interacción entre el alumno y la
tecnología que distribuye la instrucción constituye un componente crítico.
Interacción
Para facilitar el éxito de un curso en línea, todo prototipo debe promover la interacción no sólo con los contenidos a escala individual, sino sobre todos los participantes. La interacción está relacionada con la distancia que existe en las relaciones instruccionales. Por su lado, la distancia está determinada por la cantidad de diálogo que se da entre el estudiante y el instructor, y el nivel de estructura que existe en el diseño del curso, por lo que se tendrá mayor distancia transaccional cuando en un curso se tiene mayor estructura que diálogo entre estudiantes e instructor, y a este respecto debe enfatizarse que para la educación en línea la interacción con los condiscípulos es fundamental, ya que la construcción del conocimiento se considera tanto una actividad individual como grupal.
Por otra parte, en un curso en línea la interacción con el contenido se promueve fundamentalmente por la posibilidad de la navegación no lineal en el uso de hipertexto, mientras que la interacción entre participantes se facilita mediante el uso de correo electrónico (asincrónico), la discusión diferida (asincrónico) y la charla en tiempo real (sincrónico).
Presencia Social
La presencia social creada a través del medio se conoce como la capacidad de que los participantes se vean mutuamente como personas reales. El medio utilizado debe ser bien seleccionado para que sea flexible y propicie un clima social favorable para el aprendizaje. Por su parte, en 1995, Gunawardena (citado en McAnally Salas y Pérez, 2000) define presencia social como la capacidad de conectarse, de comunicarse con los estudiantes que se encuentran en distintos lugares y tratar de que éstos vean al profesor y a los demás participantes como personas reales.
Lo anteriormente expresado se puede lograr porque el prototipo facilita la interacción mediante la integración de modalidades de comunicación sincrónica y asincrónica; sin embargo, los medios de comunicación disponibles no garantizar el establecimiento de una presencia social conducente al aprendizaje, sino que ésta la establece el docente responsable, apoyado en el diseño instruccional del curso.